Para
entender mejor tomaremos el siguiente caso: algunos ambientalistas afirman que
la extinción de las especies es perjudicial en sí misma, sea cual fuere la
causa y sin considerar las consecuencias. Otros ambientalistas interpretan que
la extinción de las especies es algo malo porque perjudica a los humanos.
Ambos
juicios son principios de la ética ambiental.
El primer principio es básico, porque no argumenta por qué es perjudicial; el segundo justifica la interpretación de la extinción: es perjudicial para los seres humanos. Para que una ética ambiental tenga fuerza es necesario justificarla.
El primer principio es básico, porque no argumenta por qué es perjudicial; el segundo justifica la interpretación de la extinción: es perjudicial para los seres humanos. Para que una ética ambiental tenga fuerza es necesario justificarla.
Se entiende por degradación a la destrucción a gran escala
del bosque, por las grandes consecuencias que este emite destrucción de ríos,
fauna, ecosistemas causando la devastación de los ecosistemas y sus formas de
vida. Por la ambición del hombre en enriquecerse y empobrecer la naturaleza la
intención del hombre en utilizar los bosques para cultivos comerciales. Creando
un deterioro en el medio ambiente causando grandes cambios para el hombre por
consecuencias del deterioro a la naturaleza. Existen
numerosos estudios que evidencian un dato muy importante: la pérdida de
biodiversidad es un problema que afecta a todos los seres vivos, incluyendo a
los seres humanos, que pierden calidad de vida. Esto se debe a que la gran
mayoría de nuestras actividades se desarrollan en torno a una gran
biodiversidad: la agricultura, apicultura, ganadería, ocio, obtención de
materiales y otros recursos naturales, fármacos... Necesitamos numerosas
especies para obtener madera, compuestos químicos, alimento y sustancias de
todo tipo. Estas especies se necesitan las unas a las otras para sobrevivir.
Perder biodiversidad supone perder trabajos, perder salud, perder alimentos,
perder ocio y muchísimas cosas más.
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